Elegí una habitación tranquila, alejada del barullo de la casa. Lo ideal es que des el masaje sobre una cama. El sofá también es una opción válida, siempre que no haya otras personas en casa en ese momento.
Para que todo fluya como querés, tenés que crear el ambiente adecuado, la habitación debe ser acogedora y romántica, unas velas esparcidas por todas partes pueden hacer lo más. Poné música y quema algún tipo de aceite relajante o incienso.
Al tratarse de un masaje sensual, lo mejor es que tu pareja acueste boca abajo y que coloque sus manos debajo de la frente para poder respirar con normalidad.
Empezá masajeando el cuero cabelludo, realizá movimientos circulares con ambas manos y no dejes ningún rinconcito sin tocar.
Para dar un buen masaje es esencial que utilices algún tipo de aceite o crema (el aceite de bebé es una excelente opción). De esta forma vas a evitar a fricción sobre la piel, algo que puede ser muy desagradable y hasta doloroso.
El cuello y los hombros son las zonas del cuerpo que más tensión acumulan.
Si querés que tu pareja se relaje de verdad, dedicales un buen rato. Realizá movimientos circulares con los pulgares con cuidado de no aplicar demasiada presión.
Lo ideal es que tu pareja esté en silencio, solo así se relajará totalmente. Pero tenés que estar atenta a las reacciones que tenga. Es importante saber si le gusta, si le haces cosquillas o si le estás lastimando.
Continuá trabajando las distintas zonas de su cuerpo hasta que llegues a la parte baja de la espalda. Seguí por su parte trasera y luego dedicá tu atención a cada una de sus piernas y de sus pies.
Ahora ya podés darle la vuelta y seguir disfrutando juntos.